Quienes practicamos la Oratoria sabemos con sobradas razones que, para que podamos ejercitarla de forma apropiada y atractiva, no es suficiente hablar como lo hacemos de forma cotidiana o un poco mejor que eso; necesitamos saber hablar efectivamente y con técnicas, para que nuestro público preste toda su atención y mantenga el interés.
Requerimos trabajar muchos elementos, entre ellos saber expresarnos tanto en la emisión de la voz como en la conformación acertada de las palabras y frases que pronunciemos, no desde el punto de vista gramatical sino desde la eficacia en el hablar.
Veamos algunas técnicas y recomendaciones muy útiles a la hora de comunicarnos y hablar en público.
1.- Asegúrate de que te escuchan. Obviamente, para hacernos entender, los demás deben escuchar lo que decimos. Pero esto no es tan obvio para algunas personas que hablan sin prestar atención al ruido del ambiente, incluyendo el que hacen las personas al moverse o al conversar. Por ello, toma en cuenta las siguientes consideraciones:
1.1.- No hables mientras no haya silencio. No inicies tu intervención hasta que haya silencio y todos puedan escucharte. Esto es una muestra de respeto que te das a ti y que te dan los demás, además de garantizar que todo tu mensaje es recibido por todos. Este criterio debes aplicarlo también durante tu intervención, ya que el efecto es prácticamente el mismo que al inicio. Una técnica efectiva que puedes aplicar para que hagan silencio y comiencen a verte y escucharte, es que tú hagas silencio primero y te quedes observando a los demás; poco a poco irán prestándote atención.
1.2.- Verifica la fuerza de tu voz. Asegúrate también de que tu voz llega a todos, sea que hables con micrófono o sin él. No debes confiarte en que tu sola voz esté llegando hasta el último de los presentes. Si no tienes esa seguridad, pregunta si te escuchan bien y sin interferencias; en caso negativo o con dudas, usa el micrófono.
1.3.- Verifica la dirección de tu voz. El criterio anterior se aplica a este: que la dirección de tu voz vaya acorde con la ubicación de tu público, de lo contrario parte de ellos no te escuchará. Se pierde la voz también cuando giras la cabeza y no haces que el micrófono se dirija a tu boca.
1.4.- Que no caiga la voz en frases y palabras. Es un error común que la voz de ciertos comunicadores y oradores “caiga” o se escuche muy poco al final de algunas palabras o frases. Cuando esto sucede, las personas pierden fácilmente fragmentos de información, lo cual les va a afectar porque tendrán el mensaje incompleto, o le preguntarán al de al lado qué dijiste, o simplemente se desconectan del evento cuando este hecho se repite con cierta frecuencia. Todo lo que digas debe ser escuchado por todos, siempre.
2.- Usa el vocabulario apropiado.
Recuerda que tu vocabulario debe estar adaptado a tu público. Todos los elementos de tu intervención normalmente deben estar ajustados a ellos, especialmente lo que digas. Si vas a usar términos técnicos o de una jerga particular y no estás seguro/a de que los manejan, debes definirlos o aclararlos. Si no lo haces y continúas hablando, no solo se pierde el término sino también la frase y parte de la idea, además de dejar incomodidad en las personas.
3.- Habla con fluidez. La fluidez en el hablar no solamente tiene que ver con el concatenar y decir las cosas; también es importante la velocidad a la que hablas. Exprésate ni muy lenta ni muy rápidamente, ya que la lentitud crearía aburrimiento y la rapidez fatigaría por el esfuerzo de procesar la información con mayor velocidad. Hay un rango aceptable de velocidad en el que puedes trabajar. Cuídate, además, de caer en la costumbre de hablar “por pedacitos”; o sea, de forma repetida decir unas pocas palabras y hacer una pequeña pausa. Esto crea una expresión segmentada que, tarde o temprano, fatigará a quienes escuchan.
4.- Usa frases breves. Usa la menor cantidad posible de palabras cuando estructures tus oraciones y expresiones, sin caer en exageraciones. Es más largo e inconveniente decir, por ejemplo, “Se apersonó una variedad de personalidades” que “Llegaron varias personas”; es más simple y directo.
5.- Usa Palabras cortas. El criterio anterior se aplica a la extensión de las palabras: prefiere las cortas a las largas. Por ejemplo, es mejor decir “Hecho” que “Acontecimiento”, decir “Desarmó” que “Desestructuró”. Esta sugerencia puedes seguirla excepto cuando tengas una intención específica o lo requieras por alguna razón, como por ejemplo términos de alguna disciplina, ciencia u otro.
6.- Usa palabras sencillas. Algunos comunicadores y oradores gustan de utilizar palabras rimbombantes o rebuscadas, con el fin de parecer cultos. Este es un error típico que provoca cierto rechazo en los oyentes. Es mejor decir “Loco” que “Perturbado”, decir “Murió” que “Falleció”. Nuevamente esto está sujeto al público y a las necesidades específicas del momento en que comuniques.
7.- Prefiere verbos. Los verbos llaman a la acción, y en el fondo eso buscamos muchas veces al comunicarnos con otros, especialmente en oratoria. Por ejemplo, es más directo decir “Decidió” que “La decisión fue tomada”. Prefiere el uso de verbos, sencillos y de acción directa; de este modo se guían las acciones de las personas más fácilmente y se recuerdan mejor.
8.- Mantén un orden en lo que dices. El orden que tengas en tus planteamientos lo tendrá el también el público. Mantén un hilo conductor o eje central en tu mensaje. En el caso de que debas hablar de un tema y pasar a un subtema, para luego ir a otro punto más profundo, asegúrate de mantener el orden de estos y, si es necesario, regresarte de la misma forma en que lo hiciste al comenzar.
En resumen, ahórrale esfuerzo mental al público. No le compliques la comunicación cuando estamos en tiempos en que las cosas tendemos a hacerlas de forma rápida y sencilla. No es necesario que uses un lenguaje muy elaborado para que tu discurso sea atractivo. Por supuesto, mantén un equilibrio entre la belleza del discurso y su sentido práctico, ya que tampoco es conveniente que utilices un lenguaje muy vulgar. Todo esto enmarcado en que garantices que todos te escuchen, a cada momento.