Leyes de la escritura (IV)

 

LEYES RELATIVAS A LAS PROYECCIONES PARTICULARES

LEY 20. El trazado de la escritura se divide en: curso del renglón, trazo ascendente, trazo descendente y trazos horizontales. También hay trazos diagonales y curvos que participan de la ascendencia, descendencia y horizontalidad. Lo escrito y pensado casi siempre se dirige al ambiente, luego en la escritura neolatina y similares que proceden hacia la derecha, el ambiente se dirige en el mismo sentido.

El curso del renglón es un movimiento. El movimiento puede ser a veces dirigido a un objeto a actuar sobre ese objeto. Vale decir que el objeto hacia el cual la persona debe inevitablemente proceder, está ubicado a la derecha, y que por lo tanto, el movimiento va de izquierda a derecha.

Del movimiento del renglón hacia la derecha y de sus características tendremos, por lo tanto, la proyección del impulso y de las características con las que el sujeto procede hacia el ambiente y con los cuales opera sobre el ambiente.

La escritura puede manifestar la forma de proceder del sujeto hacia el ambiente con los signos: fluida-estática, rápida-calma, titubeante, retornante, recta, caída hacia delante, caída hacia atrás, oscilante, interletra.

Puede manifestarse el modo con el cual el sujeto obra, actúa sobre el ambiente con los signos: fluida-estática, rápida-calma, tensa, floja o elástica, robusta-enervada, a brincos-llana, contrastada, constreñida, deformante, contorsionada, retornante, modelo-antimodelo, etc.

 

LEY 21. El curso del renglón está constituido por el trazado de la palabra, es decir, por la acción de escribir. El inconsciente asocia instintivamente tal gesto, y por lo tanto, al curso del renglón, la idea de proceder y actuar hacia y sobre el ambiente. Simbólicamente en mi gesto escrito proyecto mi yo hacia el ambiente externo.

 

LEY 22. El trazo descendente se mueve en el sentido en el cual podemos manifestar la presión sobre el folio, es la proyección de la presión necesaria para vencer, es por tanto, la vía de la voluntad. En ella se descarga más energía. En la presión ejercida se proyecta la capacidad de la persona de presionar sobre el ambiente para vencer las resistencias y hacer valer su propia voluntad. La forma del palote indica la capacidad de resistir la presión de los otros, de aquella que proviene del exterior.

Palote recto: resistencia de la voluntad a la presión.

Palote curvo: tendencia a ceder a la presión.

Palote convexo: resistencia + reacción enfrentándose a la presión.

 

LEY 23. El trazo ascendente simboliza la vía del sentimiento. Si la línea ascendente está presionada indica poca sensibilidad. Si es delgada o adelgazada indica mayor sensibilidad.

 

LEY 24. El pensamiento se estructura en la escritura alineando letras y palabras en sentido horizontal. El trazo horizontal se encuentra preferentemente en el cuerpo central de la palabra que representa el YO consciente. Son los trazos que llevan lo escrito hacia el destinatario, hacia el ambiente, para comunicarle ideas y conceptos, por esto son la vía de la racionalidad y del conocimiento o inteligencia. Cuando la presión se manifiesta en el trazo horizontal, se hace ostensible la proyección de la tendencia a presionar sobre los otros para hacer que acepten tus propias ideas (rizo subjetividad), no tu voluntad, sino tus ideas.

 

LEY 25. Los trazos que son resultado de movimientos descendentes y horizontales indican movimiento mixto de voluntad e inteligencia, los resultantes de ascendencia y horizontalidad indican un movimiento mixto de sentimiento y conocimiento o inteligencia. Los trazos mixtos (como la línea oblicua de la “S”) expresan una unión entre voluntad, sentimiento e inteligencia.

 

LEY 26. La escritura tiene un cuerpo centra (zona media), unas prolongaciones hacia arriba (zona superior) y otras hacia abajo (zona inferior). La disposición local de las funciones elevadas y las materiales en el cuerpo humano produce en el subconsciente el instinto de localizar arriba las cosas ideales y abajo las materiales.

Los alargamientos hacia lo alto representan simbólicamente lo ideal, lo espiritual y en general todo aquello que no es material, los alargamientos hacia lo bajo representan por el contrario, los intereses hacia lo físico-corpóreo, la sexualidad, lo material.

En la extensión de los alargamientos hacia lo alto se proyecta la intensidad del contenido emotivo de los intereses hacia lo ideal y, en los alargamientos inferiores se muestra la tendencia a insistir para satisfacer los intereses hacia lo material, la corporeidad personal y lo sexual.

En la extensión de los bucles de los alargamientos, sea en la zona alta o baja, se proyecta la intensidad del contenido intelectual y de la fantasía en el campo ideal, material, fisiológico o de la sexualidad.

En la colocación de la bara de la “t” y del punto de la “i”, el inconsciente proyecta la importancia que atribuimos a los detalles accesorios. También debemos tomar en cuenta la tilde de la “z”, puntos, comas, acentos y signos escriturales diversos.

La barra de la “t” ofrece también la proyección de un tipo de dinámica agresiva, excesiva o insuficiente, de un tipo de valoración del propio YO.

 

LEY 27. El movimiento de trazado de los elementos de cada letra indica el movimiento del YO sobre sí mismo y por tanto, de la elaboración del pensamiento propio.

El movimiento clarificador de la letra indica el movimiento del YO sobre sí mismo, para una clara proyección del yo en el campo práctico y ético.

 

LEY 28. El pensamiento escrito es una comunicación del YO a los demás, precedida por un esfuerzo de discernimiento de los propios conceptos en sí mismos, para poder hacerlos inteligibles a los demás.

En el pensamiento se distinguen tres elementos constitutivos:

  1. La idea, que es la representación intelectual de una cosa concreta o abstracta.
  2. El juicio, que es la apreciación subjetiva de la conveniencia o no conveniencia de un atributo o de un hecho activo o pasivo con una cosa.
  3. El raciocinio, que es la construcción discursiva formada de juicios trabados entre sí con el fin de realizar una demostración, o representar una situación compleja, o una sucesión de acontecimientos o de frases de un acontecimiento.

El inconsciente asocial instintivamente en la escritura al concepto de elemento mínimo del pensamiento (que es la idea) el del elemento mínimo (complejo, como la idea), que es la letra. Al concepto de ligazón estrecha, evidente e indisoluble de ideas, asocia instintivamente, el de la palabra formada por letras (ideas) unidas estrechamente, evidentemente (en cierto sentido) entre sí. Al concepto de raciocinio asocia instintivamente el de una serie de juicios (palabras) colocados uno tras otro con una unión no evidente.

 

LEY 29. En el ligamen entre una letra y otra, el inconsciente siente el ligazón lógico entre una idea y la otra y entre ellas la síntesis, el ligamen afectivo entre si y los otros y la coherencia de la propia voluntad.

Escribir con la letra desligada comporta una fatiga y una ralentización a la hora de escribir, todo ello ataca a la ley de la practicidad de la escritura, al provocar un mayor desgaste de mis fuerzas y una disminución de la automaticidad y la velocidad del trazado.

En el ligamen entre letras el inconsciente colectivo ha sentido la ventaja (pasamos de escritura latina desligada a neolatina ligada en el curso de los siglos) y el beneficio. El ligamen, por lo tanto, produce éste efecto.

En el individuo, el ligamen se evidencia en todas las facultades humanas. En la inteligencia intelectiva es lógica y síntesis, en la emotiva es la ligazón sentimental con las personas y en la voluntad determina la coherencia.

 

LEY 30. En la letra mayúscula el inconsciente proyecta el YO ideal (cómo queremos ser y cómo nos gusta que nos vean). Es el sentido de la honorabilidad representado por el tamaño (siempre mayor que el de la mayúscula) y el homenaje al honor propio en la belleza (siempre más elaboradas que las minúsculas).

En la separación (espacio) entre una letra y la otra, si la letra representa el yo, el espacio será el NO YO, es decir, el otro. Un espacio más o menos acentuado entre un yo y el otro, significa conceder más o menos espacio al otro.

Esta ligazón lógica es, sin duda, pensamiento, pero en medida menor, con menos intensidad en cierto modo; deja libre un poco de energía psíquica. Y puesto que el pensamiento escrito es un esfuerzo por hacer los propios conceptos inteligibles a los demás e implica así también una consideración de la capacidad ajena para entender.

Éste poco de energía psíquica libre se aplica instintivamente a la consideración del que ha de entendernos. Por esto, en la extensión de espacio entre letra y letra (entre idea e idea), el subconsciente ve instintivamente la amplitud de la consideración concedida a los demás.

 

LEY 31. Entre una palabra y la otra no escribimos, en este tiempo miramos aquello que hemos hecho respecto al ambiente externo. Es el signo de la reflexión y del sentido crítico.

El trazado de la palabra tiene en sí la característica de la acción. Y entre acción y acción (entre palabra y palabra) dejamos un espacio-tiempo que es la característica de la reflexión, aplicada a la consideración de la realidad, sobre la cual una acción proyectada del sujeto deberá operar.

Se trata, por tanto, de la proyección simbólica de un auténtico arco de horizonte en el cual el sujeto escribiente interrumpe frecuentemente su acción proyectada en el acto de escribir y da una mirada a la realidad que le rodea para controlar lo adecuado de sus acciones y la posibilidad de actuar en el ambiente desde distintas ópticas.

Viene satisfecho casi un deseo, sentido de forma irresistible e instintiva, de controlar paso a paso el ambiente en el cual nuestra acción debe aplicarse para tener seguridad que la acción es la más correcta y conseguir la perspectiva de triunfar.

El trazado de la palabra es acción y, por lo tanto, concentración mental en lo ejecutivo. El no trazado de la palabra que se hace visible en el espacio entre una palabra y la otra no es acción, es reflexión e interpretación de la realidad ambiental puesta en conexión con los precedentes casi idénticos, similares o análogos y en conexión también con la visión preventiva de las reacciones del ambiente a la puesta en ejecución de nuestra reacción.

Por lo que en la extensión del espacio entre una palabra y la otra, el inconsciente proyecta la extensión de su visión sintetizante y precedente, la circunstancia y la consecuencia de la hipótesis de acción: la visión panorámica.

 

LEY 32. Cuando estamos inmersos en el ambiente, la escritura proyecta el YO, procediendo no solo hacia los otros, sino también hacia el futuro del YO. Hacia la derecha está la meta del movimiento escribiente, destinado a llevar el pensamiento hacia los otros. La posición en el lado derecho, mientras se escribe, no está todavía ocupada, pero lo estará y, por tanto, simboliza el futuro. A la izquierda estará la proyección simbólica del ambiente anterior al YO, de donde proviene el YO, de los entes dominantes del YO, de los atavismos y ancestros del YO.

La escritura neolatina va de izquierda a derecha en el trazado de la palabra. La izquierda representa simbólicamente el ambiente anterior al YO, nuestros orígenes, familia, el pasado; la derecha representa lo que es nuevo, la situación a construir, el futuro.

La dirección del renglón ascendente indica una postura o actitud innovativa (demasiado ascendente es utópico). El renglón adherente indica una actitud de mediación con el ambiente, descendente significa que la persona está convencida de no poder superar los obstáculos y sucumbe al ambiente.

 

LEY 33. Los elementos no previstos por el modelo caligráfico (rizos, rúbricas…) que se encuentran presentes en la escritura, por el hecho de no ser previstos, son ilegítimos y expresan una energía inesperada, siendo indicio de una fuerte personalidad.

 

LEY 34. Considerando todo el trazado gráfico, podemos tener la sensación de redondez o angulosidad. Si la escritura es curvilínea es proyección de ausencia de dolor; es una persona dócil, disponible, serena y receptiva. Muestra una actitud de aprobación, aceptación, optimismo, inclinación a la benevolencia con los otros, asumiendo su sacrificio (abnegación) y acogimiento. La escritura angulosa, por el contrario, indica sufrimiento, la persona huye de los sacrificios y de su propia responsabilidad.

Los ángulos no previstos en el modelo caligráfico, en razón de su agudeza, constituyen una desviación repentina que prueba una intervención dolorosa que impone una fuga, por lo que la escritura angulosa y aguda es la escritura del sufrimiento, una huida del sacrificio y de su propia responsabilidad.

 

LEY 35. El fenómeno descrito en la Ley 5ª se manifiesta también cuando se trata de escribir pensamiento de otros en dictado o en copia.

 

LEY 36. Las direcciones escritas para las postales o cartas se resienten por la preocupación de hacerse claramente legibles para evitar errores de lectura o comprensión, por esta razón, cuando debemos ser examinados por insuficiencia de escritos exentos de estas interferencias alterantes y de lo genuino, hay que tener en cuenta el hecho que hemos estado bajo la preocupación indicada.

 

LEY 37. La firma es la imagen social el YO. Tiene un valor de representatividad e indica aquello que la persona quiere aparentar. Debe ser valorada en unión del texto y no de forma aislada.

Considerándola separadamente es necesario observar la grandeza, la dirección de los palotes, si se trata de una rúbrica, si son rizos, si viene escrito el nombre o el apellido.

Confrontándola con el resto de la escritura deberíamos observar si la firma es más grande o más pequeña que el resto del escrito, si está más resaltada, si la posición está a la derecha, izquierda o al centro, si está puesta a gran distancia del resto del escrito.

Está raramente exenta de interferencias. Las personas dinámicas o aquellas nerviosas realizan la firma o bien hacen una rúbrica (movimiento automático confiado a la mano). Son personas que se complacen con su escritura y se gozan del placer de usarla admirando en su belleza inconscientemente el propio YO en sentido narcisista. Otras personas crean combinaciones de volutas, espirales y las entrecruzan y entretejen con las mayúsculas. Estos son los que envuelven la firma en una nube autoexaltante y son los que la subrayan atribuyéndose inconscientemente un supervalor autoritario. También están los que la hacen más grande que su propia escritura de forma majestuosa y, los contrarios, que la achican empequeñeciéndola como para esconderse de sí mismos.

Autor: Ofelia Lema

Criminóloga y perito judicial. Experta titulada en pericia caligráfica y grafológica. Técnico en mediación, negociación y resolución de conflictos. Formadora en oratoria y técnicas de comunicación. Todo profesional de la criminología es un científico analítico de profunda formación interdisciplinar que evalúa tanto los problemas derivados del delito como el análisis de la realidad penal para prevenir el mismo. Es, en fin, un estratega de la prevención y represión de los fenómenos delictivos y un diseñador de supervisión social ajustado a la compresión del delito, el delincuente, la víctima, los métodos de control social y el entorno existentes en este complejo campo.

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